En sus inicios, este modelo se centraba en entregar productos farmacéuticos a pacientes que, por problemas de salud o edad, no podían desplazarse fácilmente hasta una farmacia física. Con el tiempo, y gracias a los avances tecnológicos, esta modalidad evolucionó para incluir plataformas digitales y aplicaciones móviles que permiten a los usuarios solicitar medicamentos desde la comodidad de su hogar, satisfaciendo tanto necesidades médicas como preferencias por la conveniencia.
En México, han ganado popularidad como una solución eficiente para millones de personas. Según cifras recientes, cerca del 40% de los consumidores recurren a este método de compra para adquirir medicamentos y productos de cuidado personal. Esto refleja una tendencia creciente, impulsada no solo por la búsqueda de comodidad, sino también por la necesidad de garantizar el acceso rápido a tratamientos en un país donde muchas regiones enfrentan dificultades para acceder a los modelos de salud convencionales.